26 de noviembre de 2009

Super Basket

Lo recuerdo bien. Él y yo sentados en el suelo frente a una montaña de revistas buscando las "zapas" más raras. Cientos de pares de botas pasaban frente a nuestros ojos calzadas por los mejores de la época: Jordan, Bird, Magic, Ewing, Thomas... y cada vez que encontrábamos unas horrendas, nos regocijábamos.

La mente me trae a la cabeza las fotos con las "Converse" míticas que calzaban Magic (en amarillo) y Bird (en verde). Jamás nos detuvimos en las AJ. Quizás en unas de Ewing de espanto.

Por aquella época yo iniciaba mi camino como absoluto fanático de la NBA y de mis amados Lakers. Mis padres, seguidores del enorme Ramón Trecet y su "Lluvia de estrellas", me suscribieron a una nueva revista relacionada con el básquet americano. Desde entonces, todos los meses llegaba a casa el ejemplar con noticias, reportajes, estadisticas y lo mejor, los pósters.

"Super Basket", con su portada roja y sus letras amarillas, nos introdujo en algo más que el deporte creado por Naismith a finales del siglo XIX. Camisas de colores, gorras, balones, mochilas y, sobre todo, la fiebre por las "cards" nos invadió. El coleccionismo había llegado a nuestras vidas.

Un poco más tarde hicimos algo de la que ahora tanto él como yo nos arrepentimos, aunque con la boca pequeña: empapelamos toda su habitación recortando la mayoría de ellas. Destrozamos las revistas, pero creamos un museo de papel. Una galería que se ampliaría con los diversos trabajos en diferentes tiendas dedicadas a las "sneakers".

Tiempo después, mi familia se cambió de casa, y apenas había espacio para las "Super Basket", guardadas ya en cajas gigantes. No hubo opción, solo él y su fanatismo podían ser guardianes.

Muchos tiempo las olvidé hasta un día que recaí de nuevo en ellas. "Están metidas en fundas de plástico individuales y guardadas en cajones", me dijo. Diez años habían pasado desde que nos recostábamos en el suelo buscando "las más feas".

La fiebre ya había empezado, sé que no se te acabará jamás.